lunes, 16 de mayo de 2011

SIN IDENTIDAD


O como resolver el guión con dos golpes de cabeza.

Un mandamiento en la literatura y el cine de suspense es que si incumples las normas sagradas de la escritura saltan las alarmas en la mente del espectador.
El autor desea que el receptor de la obra, tras vivir unos ratos interminables de agonía y emoción, viva el final con una tremenda sorpresa al descubrir los entresijos de la trama que un ávido escritor ha elaborado para él. Es el objetivo deseado en los thrillers.
Dado la dificultad para conseguir este efecto, muchos escritores se ven abocados a poner parches en la estructura narrativa para que todo encaje. Pero no suele funcionar ya que el espectador es más listo de lo que parece.
Sin identidad es un thriller que funciona en el ritmo narrativo, pero que desde el principio se anuncia la llegada de los denominados parches para que al final todo encaje como se desea, pero no como debería.
Cuando visionas una historia buena de suspense, me vienen a la cabeza películas como Perdición, Vértigo, Memento, Seven, El silencio de los corderos, Sospechosos habituales… te han ido introduciendo en una trama genial, llena de pistas y de suspense, donde al final, cuando descubres el enigma, te sorprendes y sientes que te han dado un puzzle completo de calidad.
En este caso el protagonista de la película tiene al comienzo de ésta un accidente de coche y se produce un golpe en la cabeza. Durante toda la historia, él y nosotros, creemos que es una persona, pero resulta ser otro, ¡el golpe le hizo olvidar! Y sigue. Al final de la historia, muchos de sus compañeros le intentan hacer recordar pero no lo consigue hasta que, ¡se da otro golpe en la cabeza! Estábamos engañados desde el principio. Fin del enigma.

NOTA: 3

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