lunes, 24 de octubre de 2011

MIENTRAS DUERMES


El actor y su personaje

Luis Tosar recibió un más que merecido Goya al mejor actor por su personaje de Malamadre en la gran película Celda 211. Cuando recibió la estatuilla hizo justicia y dijo que las grandes actuaciones vienen dadas por los grandes personajes concebidos en el guión. Que esto lo afirme alguien del gremio de los actores significa que el actor conoce la profesión del escritor y la valora (a diferencia lamentablemente de otros profesionales del medio que no viene al caso discutir en este post).
La misma situación se repite en Mientras duermes pero en sentido inverso. El protagonista de la película, el portero de un edificio interpretado por Luis Tosar, es un personaje muy flojo y lleno de estereotipos por lo que el resultado es una floja actuación. Siendo un gran actor como es, sólo le podemos achacar las carencias interpretativas a problemas en el guión, de la misma manera que él mismo reconoció que su gran actuación en Celda 211 se debió a un buen texto dramático.
Jaime Balagueró es un director que ha roto con los moldes del cine español, ya que hasta hace poco hacer cine en España era exclusivamente sinónimo de drama social o comedia. Balagueró ha sabido hacer buen cine y de terror, sin que uno sea excluyente de otro. Sin embargo en esta historia no consigue alcanzar el reto de atrapar al espectador, como si lo hiciera en sus anteriores filmes.
Es de justicia decir que Mientras duermes es una película que en un ejercicio de lectura de sinopsis sientes que vas a enfrentarte a una cinta nueva y novedosa. Sin quitar mérito a la intencionalidad de la película, considero que el resultado no es el deseado por el autor ya que no resulta ni sorprendente ni creíble.
Un servidor tuvo la enorme suerte y fortuna de recibir una master class impartida por Alberto Marini, uno de los mejores profesionales del cine español y guionista de Mientras duermes. En la sesión, Marini incidió en la importancia de dar credibilidad para que una película funcione. Precisamente éste es uno de los factores que te alejan de la historia de Marini, ya que la investigación policial es escasa e insulsa, claramente condicionada y manipulada por el escritor para conseguir el objetivo que él se ha propuesto, no por una reacción natural de los personajes y de la acción.
El hecho de que el guión carezca de credibilidad demuestra lo difícil que es hacer un thriller y el mérito de conseguir realizar uno bueno, como sí lo fue Celda 211.

NOTA: 5

sábado, 1 de octubre de 2011

SUPER 8


La fórmula de la eternidad


Muchos científicos nos han dotado de enormes comodidades gracias a numerosas horas de trabajo dedicadas al empeño de descubrir cómo enviar la voz humana a través de un “cable”, desplazarnos en el aire o cocinar un guiso sin necesidad de recoger maderos en un bosque. Gracias a sus fórmulas eternas seguimos beneficiándonos de su trabajo con enorme gratitud.

En el cine ocurre más de lo mismo, pero de forma totalmente diferente. Los creadores pasan semanas, meses y años intentando lograr alcanzar la fórmula del éxito. A veces lo han conseguido y otras no. Hasta aquí todo es comparable con la ciencia. Sin embargo, cuando Isaac Newton o Albert Einstein decidieron hacernos el mundo más fácil y sobre todo, más comprensible, sólo necesitaron de comprobaciones matemáticas y exposiciones con colegas suyos de la profesión para verificar el éxito de su fórmula eterna.

En la otra orilla del río están los cineastas. Por mucho que crean que han conseguido la fórmula mágica y que sus colegas les aprueben su obra, es el público, nosotros, los que decidimos si esta fórmula va a pasar, efectivamente, a la eternidad.

Steven Spielberg nos ha dado grandes películas gracias a el éxito de sus fórmulas que en tantas ocasiones nos han concedido películas que pasarán a la eternidad como Tiburón, ET, Encuentros en la Tercera Fase, Parque Jurásico o La lista de Schindler. Le llaman el Rey Midas de Hollywood, ya que pocos como él han logrado convertir sueños en 90 minutos de cinta. Y sin embargo, a diferencia de Einstein o Newton, no puede decirse que tenga una fórmula para la eternidad.

¿Por qué Super 8 tiene un guión más complejo y es visualmente más poderosa que ET o Encuentros en la Tercera Fase y, sin embargo, no pasará a la historia? No sabría decir si la respuesta es sencilla y rápida o la realidad es que no existe una respuesta ni tiene por qué elaborarse.

Super 8 tiene los mismos ingredientes que poseen todos los grandes éxitos de Spielberg pero no por ello ha logrado la eternidad deseada por un artista. Es cierto que los años son los que han de valorar si la cinta logrará permanecer en la retina de los espectadores, pero también es cierto que no se puede hacer Casablanca dos veces, por lo que repetir ET, Los Goonies y algo de Perdidos (no me olvido de J.J Abrams) no parece asegurarte la fórmula del éxito. Eso es algo que en el cine como en el arte no depende de comprobar si una manzana cae del árbol, sino de que el público considere la obra como eterna.

Con Super 8 he vuelto a vivir en el cine cosas que ya no recordaba, mi ser más soñador ha vuelto a emerger y la estética de los 80 ha englomerado una historia que para mí es perfecta, pero sólo puede ser así en la “liga” en la que juegan. Vulgarizando el cine y comparándolo con el fútbol, Super 8 es la campeona de la UEFA, pero la fórmula elaborada por Spielberg y Abrams no les permite luchar por la Champions League. Hace años hubieran ganado, pero el tiempo pasa y para conseguir fórmulas exitosas se demandan nuevos componentes.


NOTA: 7