viernes, 12 de noviembre de 2010

The Social Network (La Red Social)



Existen frases célebres de profesores a los que has admirado, y cierto es que en mi caso han sido escasos, que cuando las recuerdas por un determinado contexto sientes lo certera que fue aquella expresión ensalzando la figura del docente. Me agrada recordar a un profesor que tuve, y que no mencionaré, cuando dijo que con el tiempo y cientos de lecturas a sus espaldas aprendió a no pasar de la primera página de una novela, reconociendo una mala de una buena casi desde el primer párrafo.

No seré yo quien diga que tenga la capacidad de discernir con tanto atrevimiento la calidad de un libro o una película, pero sí es verdad que a veces pasa. Es exactamente lo que me ocurrió con The Social Network.

Desde la primera escena en el bar universitario sentí que iba a presenciar una película de alto rango, de esas que darán de qué hablar durante muchos años sin importar la cantidad de premios que logren. La ruptura de la pareja, desencadenante de toda la historia y germen de la creación de la red social Facebook, crea un intercambio de diálogos geniales repletos de inteligencia, subtexto e ironía, capaces de atraparte revelándonos la personalidad de los partícipes en sólo unos minutos. Al final la película cumplió las expectativas tan grandes que se crearon desde el comienzo.

Tomándome la libertad de coger prestado la frase de un buen amigo diré que “Fincher lo ha vuelto a hacer”. Ha logrado dirigir magistralmente un guión nada fácil, ya que la historia avanza casi exclusivamente por sus diálogos y que los 120 minutos de película parezcan, y me atrevo a decir aunque a alguno le provoque taquicardias, escasos.

Detrás de todo gran imperio, de todo gran guerrero, inventor, artista, detrás de los grandes personajes de la historia, hay siempre una razón, minúscula, pequeña, insignificante para el resto, que ha sido el detonante que ha encendido la llama de la ambición y de la eterna insatisfacción del individuo. El director David Fincher y el guionista Aaron Sorkin quieren mostrarnos que bajo el imperio y el afán infinito en la creación y expansión de Facebook, hay un hombre, Mark Zuckerberg, que desolado por la pérdida de su novia emplea su ingenio informático como única arma que posee para llamar su atención.

La escena final que cierra el círculo de la historia es reveladora, inquietante, fría y dramática. Un joven millonario poseedor de la mayor red social del mundo no se siente plenificado. Fincher nos dibuja a un melancólico "emperador" verificando si Mara acepta su petición de amistad en el Facebook, y es que lo que de verdad anhela es su amor.

The Social Network nos dibuja una posible definición del amor en la era de Internet, donde aquella visita shakesperiana al balcón ha sido sustituida por el “friend request”.

NOTA: 8

1 comentario:

  1. ¡Muy grande!
    Un Ciudadano Kane para la generación on-line y un gran reflejo de nuestro tiempo: Como Zuckerberg, nos hallamos en la cúspide de la era de la comunicación, todo un imperio hipertecnificado al alcance de un "click". Soberanos del instante presente, suspendido en la vorágine siempre cambiante de la red. Soberanos aislados, solitarios y hastiados por los tiempos que están por venir.

    PD: Y si, Fincher, lo has vuelto a hacer.

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